viernes, 28 de diciembre de 2007

VEN-30 = ESTAFA PERIODÍSTICA

PERIODISTA OPORTUNISTA DEMONIZA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA COMO "BIOPIRATERIA"


Dr. Pablo Campra y Dr. Jose Luis Guil
Área de Tecnología de Alimentos
Contacto. pcampra@ual.es



Circula por la red un artículo calumnioso firmado por la "periodista" venezolana Evelyn Guzman donde se vierten gravísimas acusaciones de biopirateria contra mi persona, mi colega, el Dr. Guil, la Universidad de Almería y la Fundación Cacique Orinoco relacionadas con una investigación científica realizada para valorar y divulgar las PROPIEDADES ANTICANCEROSAS DE PLANTAS DEL TEPUY RORAIMA (GUYANA) - Cytotoxicity screening of endemic plants from Roraima Tepui. Evelyn Guzmán ha traicionado la cortesía y desinterés con los que fue informada en todo momento del transcurso de la investigación y de sus resultados finales, con el objeto dar máxima difusión a la ACTIVIDAD ANTITUMORAL de estas plantas en su publicación. Sin embargo, y valiéndose torticeramente de la información recibida la Sra. Guzmán HA FABRICADO UNA NOTICIA FALSA convirtiendo una investigación científica universitaria sin ánimo de lucro en UN CASO INVENTADO DE BIOPIRATERIA legal y éticamente inexistente. Haciendo caso omiso a nuestros requerimiento, esta periodista nos ocultó sus artículos calumniosos en el Diario de la Guayana (Venezuela) negándonos el acceso a los mismos y toda posibilidad de replica en nuestra defensa.
Se da la circunstancia de que estas plantas están amenazadas por el avance del cambio climático en la región, lo que exige agilizar los mecanismos de cooperación internacional para el estudio y conservación de sus valores desterrando todo tipo de actitudes eco-integristas transidas de rancio nacionalismo decimonónico. La amenaza del cambio global obliga a desterrar actitudes localistas propias de los instintos tribales de la especie humana, que parcelan la biosfera mediante reivindicaciones territoriales trasnochadas que son causa última de la tragedia planetaria a la que nos vemos abocados. Las especies endémicas de la Guayana pueden estudiarse en cualquiera de los estados que comparten el macizo (Brasil, Venezuela, Guyana) y no son propiedad exclusiva del estado venezolano, como asume Evelyn Guzmán.

La calificación de “biopiratería” que da la Sra. Guzmán a nuestro trabajo de BIOPROSPECCIÓN CON FINES EXCLUSIVAMENTE CIENTÍFICOS se basa en una serie de presunciones malintencionadas basadas en el siguiente cúmulo de falsedades:

ES FALSO que la biodiversidad venezolana haya sido “vulnerada” por nuestra investigación. En todo caso SE HA DADO A CONOCER DESINTERESADAMENTE su potencial uso contra el cáncer para quien desee seguir profundizando en las aplicaciones terapéuticas potenciales de estas plantas. El objetivo de esta investigación es EXCLUSIVAMENTE CIENTÍFICO. Prueba de ello es que los TODOS LOS RESULTADOS de la misma HAN SIDO PUBLICADOS en internet (ver link) y puestos a disposición de la comunidad científica internacional en el Congreso de la Phytochemical Society of Europe (Cambridge, 2007), lo que legalmente imposibilita el registro de patente, y en la práctica, la explotación comercial de los mismos por compañías farmacéuticas en régimen de monopolio.

ES FALSA la insinuación de que esta investigación pretenda “usar ilegalmente los recursos biológicos y aprovecharlos para desarrollar productos”. En este caso, tal y como puede constatarse por la naturaleza del estudio, absoluta transparencia y del hecho de su publicación NO HA EXISTIDO NI PUEDE EXISTIR APROVECHAMIENTO LUCRATIVO ALGUNO por nuestra parte de los recursos genéticos ni conocimientos tradicionales. En los actos de biopiratería JAMÁS se publican resultados de pre-screening de actividad farmacéutica hasta despues de largos años de desarrollo de un producto comercial, pues ello abriría el acceso libre a estos recursos de la competencia.

ES FALSA la acusación de que “se le están causando perjuicios al país y a las comunidades que no están siendo debidamente informados ni compensados” Precisamente la divulgación de estas propiedades se ha realizado es la mejor garantía de protección de estas plantas frente a la monopolización de su comercialización, abriendo nuevas posibilidades de utilización sostenible del recurso por las comunidades indígenas. En cuanto a la “compensación”, no existe negocio de explotación alguno, luego nada hay que repartir salvo la información científica tal y como se ha hecho.

ES FALSO, ridículo y calumnioso insinuar que empresa alguna, como la Fundación Cacique Orinoco que financió la expedición ¡con 1.800 euros¡, haya invertido “millones de dólares…valiéndose de todo tipo de astucias, tales como visitas de, investigadores…” . La estrategia de nuestra línea de investigación es radicalmente opuesta a los intereses de las compañías farmacéuticas. Nuestro grupo de investigación está interesado exclusivamente en el conocimiento y puesta a disposición de la comunidad científica y de la sociedad de la actividad anticancerosa de el extracto bruto de planta, la cual no puede patentarse como tal. Nuestro trabajo con estas plantas finalizó definitivamente con la valoración de la actividad antitumoral de extractos brutos de estas plantas, tal y como se publicó en su dia. La estrategia biopirata consiste por el contrario en desarrollar fármacos a partir de modificaciones artificiales de compuestos activos aislados del extracto bruto, lo cual si es patentable. Los únicos investigadores interesados en determinar el potencial farmacéutico de plantas empleadas como extractos, según su uso tradicional, somos aquellos académicos que no buscamos un beneficio económico directo de la investigación sino tan sólo el conocimiento y difusión de las propiedades medicinales de plantas que pueden emplearse por las comunidades locales sin tener que pagar royalties a las compañías que comercializan productos patentados derivados de las mismas plantas.

ES FALSO que esta investigación “perjudique a países en desarrollo como Venezuela favoreciendo a países desarrollados con la tecnología apropiada”. La técnica de pre-screening de citotoxicidad empleada no es compleja ni costosa, y de hecho existen grupos de investigación en la zona, por ejemplo en Colombia, que llevan largos años aplicándola. Ni la Universidad de Almería, ni la Fundación Cacique Orinoco tenían ni tienen interés alguno en el desarrollo y/o comercialización de productos farmacéuticos a partir de estas plantas. Este proceso sí exige costosas y largas investigaciones (media de 10 años) así como disponer de cantidades ingentes de material biológico, lo que está fuera del alcance de nuestros medios técnicos y económicos, así como de nuestro interés científico y profesional.

ES FALSA y constitutiva de delito la insinuación de La Fundación Cacique esté apoyando un acto de biopiratería, y un desatino acusarla de tener interés en el desarrollo de productos farmaceuticos. Como es sabido la única medicina que produce y comercializa esta compañía es el ron. La Fundación está interesada fundamentalmente el enfoque aventurero de la expedición y en la promoción de los espacios naturales venezolanos. Es más, jamás solicitó remisión de resultados ni derechos de propiedad intelectual y ni siquiera mostró interés alguno en los resultados de esta investigación.

Por último y principal, ES FALSA la acusación de haber extraído sin los permisos legales correspondientes recursos genéticos de territorio venezolano. Las plantas objeto de estudio se encuentran también territorio de Brasil y Guyana. Como es sabido el Tepuy Roraima es compartido por tres países y, debido a mayores facilidades de tipo administrativo, se decidió tomar muestras en territorio de la República de Guyana, tal y como se detalla en el mapa de “Study Site” que se incluye en la publicación presentada al Congreso de la Phytochemical Society of Europe. Además ES FALSO que se haya extraido semillas o material reproductor alguno, pues los análisis de actividad antitumoral se realizaron partiendo de mínimas muestras de hoja de menos de 1 mg de peso seco, con lo que se causa un daño inapreciable a los pies de planta estudiados.

Consideramos que la Sra Evelyn Guzmán, faltando a las más elementales normas de ética periodística, así como de consideración y respeto a quienes le de buena fe le suministramos toda la información sobre las virtudes medicinales de estas plantas para beneficio de la sociedad venezolana, ha tratado de convertir una investigación científica universitaria transparente y sin ánimo de lucro en un caso ficticio de biopiratería mediante una burda manipulación llevado a cabo a nuestras espaldas, valiéndose de una concepción extremista del concepto de biopiratería que en modo alguno es aceptada ni legal ni conceptualmente por los tratados internacionales para la protección de la biodiversidad.

Por todo lo expuesto, aconsejamos a la Sra. Evelyn Guzmán que haga examen de conciencia, y que dedique su quehacer periodístico a labores más nobles como, por ejemplo, la divulgación entre la sociedad venezolana de la principal aportación de nuestro trabajo: la constatación de la potente actividad anticancerígena de una planta mal aprovechada, la Casearia sylvestris, que por otro lado, y para información de los pacientes de cáncer, puede encontrarse libremente (y sin abonar derechos de patente farmaceutica) en cualquier herbolario bajo la denominación de GUACATONGA.





¿QUE ES BIOPIRATERIA?

Si bien no existe unanimidad ni jurídica ni conceptual sobre el concepto de biopiratería, debe distinguirse claramente de la BIOPROSPECCIÓN CON FINES EXCLUSIVAMENTE CIENTÍFICOS Y DIVULGATIVOS. Para ello, tal y como quedó de manifiesto en un reciente “International Expert Workshop on Access to Genetic Resources and Benefit Sharing” en que participamos, se debe asociar siempre a procesos de investigación orientados al desarrollo biotecnológico de productos comerciales con ánimo de lucro. Se asocia también a invenciones protegidas por derechos de propiedad intelectual (especialmente patentes), que directa o indirectamente incorporan estos componentes o conocimientos indígenas obtenidos sin el consentimiento o autorización de sus titulares MONOPOLIZANDO SU EXPLOTACIÓN COMERCIAL.

Esencialmente, “biopiratas” son aquellos individuos o compañías acusadas de uno o ambos de los siguientes actos: (i) el robo o apropiación indebida de recursos genéticos o conocimientos tradicionales A TRAVÉS DEL SISTEMA DE PATENTES; y (ii) la recolección no autorizada PARA FINES COMERCIALES de los anteriores.

Este concepto implica necesariamente la explotación, manipulación, exportación y o/ comercialización internacional de recursos biológicos…la apropiación y monopolización de los conocimientos de las poblaciones tradicionales.

En palabras de Isabel Guzmán, de la Universidad Central de Venezuela, por citar alguna referencia nacional, “ la biopiratería es una práctica mediante la cual investigadores o empresas utilizan ilegalmente la biodiversidad de países en desarrollo y los conocimientos colectivos de pueblos indígenas o campesinos PARA REALIZAR PRODUCTOS Y SERVICIOS QUE SE EXPLOTAN COMERCIAL Y/O INDUSTRIALMENTE sin la autorización de sus creadores o innovadores."[ ]

Debemos combatir la biopiratería pero simultáneamente debemos POTENCIAR LA bioprospección, tal y como se hace ejemplarmente en paises de su entorno como Costa Rica donde el sistema nacional de áreas naturales protegidas se dedica, además de al ecoturismo y la captura de carbono, a las actividades de bioprospección que, junto con elevados ingresos en divisas, tienen otros beneficios tales como la construcción de inventarios de flora e insectos, capacitación a comunidades y profesionales en taxonomía, colecta y clasificación de muestras y bioalfabetización de su población. Independientemente que el caso de Costa Rica pueda asemejarse más al de la explotación regulada de un "yacimiento genético", lo cierto es que allí no hay biopiratería ni prohibición al acceso de los recursos genéticos sino bioprospección.

En el caso de nuestra investigación, tal y como puede constatarse por la naturaleza del estudio, absoluta transparencia y publicación NO HA EXISTIDO NI PUEDE EXISTIR APROVECHAMIENTO LUCRATIVO ALGUNO de los recursos genéticos ni conocimientos tradicionales, no se ha causado perjuicio alguno al país ni a las comunidades, sino, al contrario, se han dado a conocer para todo aquel que deseen profundizar las virtudes medicinales potenciales de la flora venezolana, contribuyendo así a la valoración de la misma como paso necesario para su conservación.


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